¿Qué es la disfemia?
Las personas que presentan disfemia o tartamudez suelen ser sujetos que muestran dificultades en la fluidez verbal, con repeticiones y/o prolongaciones de los elementos del habla tales como sonidos, sílabas, palabras y frases.
¿Cómo podemos actuar los adultos?
Los adultos que rodeamos al niño con disfemia, tanto familiares como profesores, tenemos un papel muy relevante que cumplir y podemos colaborar para que las dificultades disminuyan. Pero, para ello, será necesario tener en cuenta una serie de actitudes que pueden facilitar la rehabilitación:
- Evitaremos corregir al niño y no le obligaremos a repetir sus palabras.
- Tampoco debemos enfadarnos, ni reñirle, ni criticarle cuando tartamudee.
- No debemos mostrar ansiedad ante sus dificultades, ni interrumpirle cuando hable, ni terminar sus frases por él.
- Cuando el niño nos hable, tenemos que escucharle y reforzar el diálogo a través de gestos como asentir con la cabeza.
- Hablaremos al niño despacio, relajadamente y le formularemos preguntas de manera clara y ordenada.
- Hay que transmitirle calma y seguridad, respetando los turnos de palabra y animarle a hablar en situaciones y momentos relajados, sin tensiones.
- Debemos dar al niño el tiempo necesario para hablar, para expresar sus ideas y sus experiencias, para participar en las conversaciones con los demás, para contestar a nuestras preguntas, etc.
- Tenemos que promover situaciones de comunicación: comentar con él libros que haya leído, programas de televisión o películas que haya visto, que nos cuente lo que ha hecho en el cole, a qué ha jugado durante el recreo, etc.